LOS DOS PIÑELES

Recuerdan aquello de las dos Españas, aquel país dividido por ideales políticos: utópicos unos y alejados de la realidad los otros, cuyo único resultado fue un país destrozado y marcado por un odio irracional entre hermanos. 

Pues bien, en Piñel de Abajo no está de más hablar de los dos piñeles, un pueblo con una historia común y un futuro un tanto nublado debido a un absurdo odio que enfrenta a sus gentes y que parece destinado a destruir un pueblo con encanto, en el que sin duda caben ambas partes.

No importa el color político que se abandere, y ni siquiera voy a detenerme en ello, lo importante es construir y no destruir un lugar que encierra mucha belleza pero que también oculta, quizá, demasiados defectos. Por qué no aunar esfuerzos e intentar mejorar y cuidar lo que tenemos, para así poder ver un futuro abierto y prometedor en el que la economía local agrícola y la incipiente industria pueden jugar un papel importante.

Pero no, supongo que siempre será mejor jugar a destruirlo todo, a romper en lugar de arreglar, en definitiva a retroceder en lugar de avanzar.